El alma es una persona completa y no requiere del cuerpo que ahora habita. Tenemos nuestros propios sentidos, mente e inteligencia espirituales. Nuestra identidad es única, eterna, inmutable, y nunca puede se pierde combinándose con alguna entidad espiritual homogénea.
Como seres espirituales, somos por constitución eternamente feliz y llena de conocimiento. La tristeza, la ignorancia, y la muerte no son naturales para nosotros, y por eso luchamos contra estas cosas en este mundo.
Mientras Dios es infinito, nosotros las almas somos pequeñas y subordinadas a Él. Existimos para servirlo amorosamente. Nuestra naturaleza intrínseca — nuestro dharma-es servirlo. Esa cualidad no puede ser separada de nosotros, como el calor no puede ser separado del fuego y el dulce no puede ser separado del azúcar. Encontraremos plena satisfacción sólo en el redescubrimiento de nuestro servicio único a Dios.
Tenemos libre albedrío y alguna independencia. Podemos decidir amar y servir Krishna, o podemos elegir no hacerlo y tratar de disfrutar separados de Él.
En el mundo material, podemos decidir tomar prácticas espirituales que despertarán de nuevo nuestro amor por El.